Hola ¿cómo estás? Antes que nada, gracias por estar del otro lado y tomarte un ratito para compartir este espacio. 

Quizás, mi vida alejada de la ciudad y el hecho de dedicarle más tiempo a trabajar con las cianotipias me invitó a conectar con una vida más lenta y, por eso, este mes comencé a escribirte a puño y letra. Me senté en un cafecito que me gustó, me pedí un jugo de naranja y una galleta de naranja y canela y empecé a escribir estas primeras líneas que hoy te voy a compartir. Sentarme en esta pequeña mesa, con vista a la Mole, sintiendo el calor que trae la primavera y el murmullo de los caminantes que recorren la ciudad, me permitió conectar con el momento de presencia y escritura de esta carta.